El joven profeta
Cuando tenía veinte años, Domingo Faustino Sarmiento había tomado partido en las guerras civiles y por eso tuvo que exiliarse en Chile. Allí, entre otras muchas cosas, trabajó un tiempo como capataz en una chacra. Y cuentan que un día, conversando con un amigo, el dueño del campo comentó: “Tengo un capataz loco que se pasa horas leyendo en voz alta entre los árboles. Cuando se le pregunta que lee, dice que está estudiando para ser presidente de la Argentina”.